expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

12 de diciembre de 2010

setenta.

Me oía a mí misma como en una película, pero ya había empezado y no habría forma humana de pararme, me conocía. El también debió olerse algo, porque ni siquiera parpadeó hasta que empecé a hablar de nuevo.
- Tengo treinta y cuatro años y una vida que no me gusta. Lo único bueno que hay en ella es mi hija y de repente apareces tú y pones mi mundo patas arriba con tu sonrisa y tu voz. Cualquier chica en mi lugar estaría histérica, y yo cada vez estoy más cómoda contigo. Siento como si te conociera de toda la vida y si de mí dependiera no saldrías jamás de este salón.- solté todo sin respirar, así que tuve que para un segundo, que aproveché para levantar la vista del suelo y mirarle. 
todas las dudas que había tenido hasta entonces se disiparon cuando vi la forma en la que me miraba. Nadie me había mirado así nunca. Nadie. Siempre había pensado que las tonterías de erizarme el vello de la nuca y empezar a sudar frío eran cosas de los libros bobalicones, pero descubrí de repente que no era así, que era posible sentir un escalofrío desde los dedos de los pies hasta el pelo sólo con que me mirara de esa manera. No podía apartar los ojos. Estuvimos mucho tiempo mirándonos así, él sentado y yo de pie, hasta que no pude más y me acerqué despacio hasta quedar delante de él. Me dejé caer de rodillas y nuestras caras quedaron entonces a la misma altura.
-¿No dices nada más?- pregunté.
-Todo lo que pudiera decir ahora mismo sonaría estúpido, te lo aseguro.
-Quid prou quo, doctor Lecter.- dije sonriendo.- Es tu turno.
-Ven aquí.- suspiró mientras me ponía una mano a cada lado de la cara.
Nuestros ojos estaban ahora a centímetros de distancia y sentí como una oleada de fuego salía de los míos y rebotaba en los suyos, ¿también lo habría notado él?
-Dime que esto es una locura, por favor.
-Te lo digo, es una locura.- susurré. Tenía miedo de hablar más alto por si rompía la magia y él se echaba a reír diciendo "boba, todo es una broma".
-Pues páralo entonces.- dijo sin parar de mirarme.- Di que es un error, pégame y échame de tu casa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario