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8 de diciembre de 2010

sesenta y nueve.

Doscientos por hora, a toda hostia, no quiero enterarme de lo que pasa alrededor. Pero, de repente, aparece alguien que te dice que aflojes, y cuando aflojas te das cuenta de las cosas, de las pequeñas cosas que verdaderamente importan.
Y ocurre, algo se acciona. Y en ese momento sabes que las cosas van a cambiar. Y es ahí cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez.


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