expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

3 de febrero de 2011

noventa y ocho.

Distinto, adictivo, raro, extraño, diferente, simple, grande, bonito, único, flipante, seguro, perfecto, loco, necesario, bueno, sincero.. algo increíble, sin duda alguna. A la vez estúpido, rápido, inseguro, odioso, corto, complicado, pesimista, insistente.. Sí, predominan los buenos antes que los malos.
En realidad, cuando fallas, cuando todo queda claro, te resignas, por muy fuerte que seas y por muchos intentos, no saltas ni haces nada por ello, por retener ese momento, es lo definitivo, ¿para qué intentarlo? Muchas veces es porque llegamos a un límite, donde las fuerzas y los ánimos escasean. Es un fracaso tras otro, las esperanzas se van agotando, ves que lo que haces no es suficiente, nada de lo que intentas lo es, no lo consigues. Por lo tanto no se reacciona ante la situación, y cuando deseas hacerlo, es demasiado tarde, acabó.
Luego llegan los "¿y si...?" y los arrepentimientos, pensamientos que te comen y que acaban desesperando. A lo hecho, pecho.
Es la mejor opción, creo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario